lunes, 31 de marzo de 2008

Rectificar es de sabios

La Opinión de Zamora
La Cofradía del Cristo de Valderrey debatirá en junta extraordinaria a celebrar antes del verano, con votación secreta, si invita a las mujeres que ostenten un cargo al frente de las instituciones a la comida de hermandad que se celebra la víspera de la romería. Así lo comunicó ayer el presidente, Antonio Martín Alén, quien hizo un llamamiento a los hermanos para que acudan a la cita para que así se conozca mejor el sentir general acerca de este espinoso asunto que tanta polémica ha levantado este año, debido a la ausencia en el convite de la alcaldesa, Rosa Valdeón y la Subdelegada del Gobierno, Josefa Chicote, aunque ambas asistieron ayer a la romería, acto al que sí habían sido invitadas. Las reacciones favorables a la incorporación de las autoridades femeninas han hecho que la Cofradía se vuelva a plantear el asunto, que en una primera votación, a mano alzada y con asistencia de tan solo 62 hermanos había rechazado tal posibilidad. Lo que no entra en los planes de la Cofradía es el debate sobre la entrada de mujeres como cofrades, señaló el presidente: «La tradición sigue siendo la de una Cofradía de varones. Otra cosa es que vengan a comer las autoridades».Martín Alén considera superada la polémica y limadas las asperezas con las representantes institucionales: «Por nuestra parte polémica no ha habido ninguna. Las autoridades han venido, y nos han dado una lección de humildad. Yo como presidente, y la junta directiva, les agradecemos que hayan venido. Se han limado todas las asperezas y se ha dejado todo muy claro». La alcaldesa, Rosa Valdeón coincidía en señalar que se han acercado posturas con la Cofradía y no escondía su punto de vista claro, sobre el particular. «Espero que la polémica como tal haya quedado suavizada, pero también espero que esto tenga sus consecuencias positivas. Estos días ha quedado claro que vivimos todavía una realidad en la que perviven costumbres ancestrales, que marcan y consolidan la desigualdad de la mujer. Y junto a esas costumbres ancestrales, las mujeres queremos participar en la vida en igualdad de condiciones que los hombres. Estas dos posturas que parecen contrarias, hoy yo creo que pueden empezar a suavizarse, y dar respuesta a algo que es muy demandado por todas las mujeres, y concretamente en Zamora, la participación en todos los eventos, como ha sido siempre la participación en igualdad. Quiero quedarme con esas muestras de solidaridad que he recibido, porque muchas personas han percibido esto como una ofensa al colectivo de mujeres. Y salvando lo que es una comida privada, a la que pueden invitar a quien quieran, quiero que esto se convierta en un principio de trabajo, de igualdad, de reacción social. Ha habido muchos cofrades que me han manifestado su solidaridad con lo que han entendido una desigualdad y desde luego que han manifestado que quieren iniciar ese camino de la incorporación de la mujer». La alcaldesa cree, en todo caso, que no se podía mantener la tradición de invitar a una institución a través de un varón: «Esto supondría seguir ratificándoles una postura discriminatoria, y eso no podía hacerlo. Yo creo que también ha sido comprendido por ellos, y aprendida la lección». Valdeón rechazaba, por otra parte, la propuesta de IU que pedía la retirada de subvenciones a la Cofradía por incumplir la Ley de Igualdad. La polémica descrita centraba muchas de las conversaciones de los romeros, pero no desvirtuaba el aspecto tradicional y romero que se vivía en la campa. Por la mañana salía la procesión hasta el Puente Croix, con una vuelta más ágil y con el Cristo tapado por plásticos debido a la lluvia. El ambiente de las casetas estuvo un tanto apagado durante la mañana, debido a la desapacible climatología, que influyó también en la presencia de público. Paró de llover, sin embargo, a mediodía y permitió celebrar sin problemas el acto de la bendición de campos. Cruces, pendón, la talla del Cristo, mayordomos y romeros con varas adornadas a son de la flauta y el tamboril subieron hasta el promontorio de enfrente de la pradera. El cura, Miguel Angel Hernández, pidió al Señor fecundidad en las tierras, una buena cosecha y que aleje «tormentas y granizo». De vuelta a la ermita, empezó la fiesta: se sacaron las meriendas de familias y amistades, sonó la dulzaina y el tambor, se desplegaron los bailes por la pradera. Los cofrades y autoridades (estuvo también el presidente de la Diputación) entraban al vino, y el resto de la gente ocupaba sitio en los corrillos y las casetas, no demasiado concurridas, a excepción de la de San José Obrero. Tampoco fue buen día para los vendedores de avellanas y rosquillas. Como anécdota, la avería de un autobús, que quedó "tirado" en la carretera, otros autocares cubrieron el servicio con normalidad.

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