
El sector industrial del azúcar está ahora pendiente de la segunda reestructuración, que apadrinará el nuevo dueño del negocio del que se va a desprender Ebro, según acordaron ayer los accionistas de la sociedad. La venta, una de las posibilidades de la junta general, se definirá antes de que se adentra el otoño -según el calendario que manejan los ejecutivos de la multinacional agroalimentaria- con un plazo holgado por delante para que el nuevo propietario de Azucarera acometa una reforma estructural al amparo de la OCM. Podrá hacer frente al reagrupamiento industrial de la transformación azucarera, con el referente de la cuota de producción establecida según la reforma del mercado y que ya se orientó hacia la reducción del 50% sobre los cupos anteriores. La cuota no se toca. Aunque podrá agruparse con criterios de rentabilidad, en línea al primer borrador que elaboró Ebro ante la reforma impuesta por la Unión Europea. La regulación industrial puede conllevar la eliminación de alguna de las industrias de transformación que sobrevivieron -pese a la limitación de los cupos asignados- en primer corte de la reforma azucarera. La única modificación con el proceso de recorte que concluyó la actual propietaria de las azucareras el pasado mes de febrero es que el próximo estará amparado por el 50% de las subvenciones previstas por la comisión Europea de Agricultura para incentivar el abandono de la producción de remolacha y azúcar.
La junta, que se desarrolló en Madrid, contó con una representación del 72,3 por ciento de los accionistas de la compañía que, prácticamente por «unanimidad» (votó a favor el 71 por ciento), apoyaron esta actuación, incluidas las cajas de ahorro de la autonomía. Caja España, representada por su presidente, Santos Llamas, y Caja Duero, en la figura de su consejero y alcalde de Soria, Carlos Martínez. Antonio Hernández Callejas, presidente de Ebro Puleva, aseguró que las entidades de ahorro que son accionistas «han ratificado que les parece razonable» analizar esa posible salida. Hernández Callejas aclaró que en el informe se deberá definir cuál es el perímetro que acompañará a la división azucarera y determinar el procedimiento, y concretó que todos estos extremos estarán despejados después del verano, hacia el mes de octubre. El directivo de Ebro Puleva insistió, en declaraciones que recoge Ical, en que han firmado «todos los compromisos necesarios y este negocio tiene su propio desarrollo y visibilidad», por lo que ahora se trata de analizar si la sección azucarera «puede tener más recorrido fuera o dentro de Ebro-Puleva», que apuesta «por unos negocios más marquistas, internacionales, cohesionados y por un aumento de la visibilidad mundial», aclaró el presidente de la compañía.
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