miércoles, 4 de junio de 2008

La plaga de la mosca pone en peligro la cosecha de aceituna en los Arribes del Duero

La Opinión de Zamora
Desde hace meses los cultivadores del arribanzo zamorano vienen percibiendo el deterioro de los olivos. Ayer parecían encontrar respuesta al problema. La Consejería de Agricultura hacía pública la Orden que declara oficialmente la plaga de la mosca del olivo en la Comunidad de Castilla y León, una enfermedad que merma la calidad del aceite y cuyos primeros ataques comienzan hacia los meses de junio y julio. La Junta establecerá un programa de actuaciones en las zonas afectadas -en Zamora se concentra en el entorno de Fermoselle- con el fin de controlar la plaga.
I. GÓMEZ. La Consejería de Agricultura ha declarado oficialmente la plaga de la mosca del olivo (Bactrocera oleae) en la Comunidad de Castilla y León para la campaña 2007/2008. Así se establece en una Orden que ayer se hizo pública en el Boletín de Castilla y León, referida a la principal enfermedad que afecta al olivar y constituye un endemismo en las zonas olivareras de la Comunidad Autónoma, con una superficie cultivada que ronda la siete mil hectáreas. A pesar de que las condiciones agroclimáticas de la región excluyen el cultivo del olivo por el norte, sí se mantiene en algunas zonas de las provincias de Avila, Salamanca, Valladolid y Zamora. Es esta última, la mancha principal de olivares se concentra en el área fronteriza de los Arribes del Duero, en torno a Fermoselle y Pinilla de Fermoselle. Fuentes del Ayuntamiento fermosellano estiman en en unos 250.000 los olivares existentes en la zona, donde el abundante cultivo permite la comercialización de aceite de oliva muy preciado en el mercado. De acuerdo con la Orden de la Consejería de Agricultura, con la declaración oficial de la plaga se persigue "establecer los mecanismos necesarios para su control, a fin de mejorar la calidad del aceite de oliva y de la aceituna de verdeo" y, además, "contribuir al sostenimiento de su biodiversidad y a la fijación de población" en los espacios donde se da el aprovechamiento de los olivares. Para ello, la Dirección General de Producción Agropecuaria establecerá un programa de actuaciones durante la campaña 2008/2009 para el control de la plaga de la mosca del olivo. El reconocimiento oficial de la enfermedad no ha pillado de sorpresa a muchos olivareros sayagueses de los Arribes del Duero, que desde hace meses vienen observando problemas en el cultivo. «Algunos ya están completamente secos», observa un cultivador. Si bien el insecto pasa el invierno en el estado de pupa, enterrado en el suelo del olivar, a partir de marzo aparecen los primeros adultos, que puede efectuar una primera puesta en aceitunas no recolectadas del año anterior. Ponen un huevo por aceituna, la larva come de la pulpa de la aceituna, la pudre y reseca y así el aceite pierde calidad, es más ácido. La aceituna picada tiende a caer (igual que la mosca de la fruta) y empupa en el suelo. Uno de los problemas de esta plaga, cuyos primeros ataques comienzan hacia los meses de junio y julio, es que su capacidad de dispersión por vuelo es notoria. A la hora de valorar las consecuencias de la enfermedad, la más importante es el daño indirecto que provoca la mosca en la calidad del aceite de la aceituna atacada. La larva, en su desarrollo, origina en los frutos un gran número de galerías y agujeros por donde penetran hongos y bacterias que alteran gravemente la calidad de los aceites a causa del aumento de acidez y el deterioro de las características organolépticas. El Instituto Tecnológico Agrario realiza experimentos en el término fermosellanoEl Instituto Tecnológico Agrario ha desarrollado en la zona de los Arribes del Duero una investigación con el objetivo de identificar las plagas de mosca y polilla que atacan a los olivos. Para realizar el seguimiento se han colocado diversas trampas en parcelas de Fermoselle -en una de ellas se analizó un olivar quemado hace diez años- y en los municipios salmantinos de Corporario y Villanueva de los Aires buscando las peculiaridades de las plagas, su previsión y control. A la vista de los resultados, los investigaciones concluyen que «no parece necesario recomendar tratamientos de control, ya que las plagas presentes en el olivar no suponen hasta el momento un grave daño para el cultivo». Se establecen una serie de circunstancias asociadas al agrosistema del olivar en Arribes del Duero que explican los resultados obtenidos, como es la explotación poco intensificada en el olivo, en parcelas pequeñas y asociadas con otros cultivos y zonas de vegetación natural cercanas al olivar. Esto hace que no exista «demasiada presión de cultivo, siendo los tratamientos químicos escasos y no perjudicando por tanto a la fauna auxiliar». Además, el alto número de especies de insectos presentes en el olivar «es capaz de ejercer un control natural bastante efectivo de las plagas, con los que los niveles de población de las mismas no son preocupantes». Para el control de la mosca se recomienda retirar todo el fruto del árbol, no dejando en el invierno aceitunas sin cosechar. Cultivadores fermosellanos consultados por este diario aseguran haber percibido el deterioro del olivo «desde hace unos meses», y en algunos casos llegando a secar el árbol. «Hay quien dice que los fríos fuertes del invierno pillaron el olivo tierno y por eso ha pasado esto», comentaba una olivarera. «El problema es que muchos están abandonados, no se tratan, en muchos casos porque no hay accesos. No nos hacen caminos y no se puede llegar hasta los olivos». Además de los olivos, en la zona de los Arribes se ha percibido la sequedad del laurel, otro árbol apto para las condiciones climáticas.

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